Moriré de un cáncer de columna vertebral
Será en una noche horrible
Clara, cálida, perfumada, sensual
Moriré de podredumbre
De algunas células poco conocidas
Moriré de una pierna arrancada
Por una rata gigante surgida de un agujero gigante
Moriré de cien cortes
El cielo caerá sobre mí
Se hará añicos como un vidrio pesado
Moriré de un grito
Que reviente mis tímpanos
Moriré de heridas sordas
Infligidas a las dos de la madrugada
Por asesinos indecisos y calvos
Moriré sin darme cuenta
De que muero, moriré
Sepultado bajo las ruinas secas
De mil metros de algodón derrumbado
Moriré ahogado en aceite de motor
Pisoteado por bestias indiferentes
Y, justo después, por bestias diferentes
Moriré desnudo, o vestido de rojo
O cosido en un saco con cuchillas de afeitar
Moriré quizá sin preocuparme
Del esmalte de uñas en los dedos del pie
Y con las manos llenas de lágrimas
Y con las manos llenas de lágrimas
Moriré cuando me despeguen
Los párpados bajo un sol rabioso
Cuando me digan lentamente
Maldades al oído
Moriré de ver torturar a niños
Y a hombres asombrados y lívidos
Moriré roído vivo
Por gusanos, moriré
Con las manos atadas bajo una cascada
Moriré quemado en un incendio triste
Moriré un poco, mucho,
Sin pasión, pero con interés
Y luego cuando todo haya acabado
Moriré.
No Quisiera Morir
No quisiera morir
sin haber conocido
los perros negros de México
que duermen sin soñar
los monos de culo pelado
devoradores de trópicos
las arañas de plata
en el nido trufado de burbujas
no quisiera morir
sin saber si la luna
con su falso aire de moneda
tiene un lado puntiagudo
si el sol está frío
si las cuatro estaciones
no son en realidad más que cuatro
sin haber intentado
llevar un vestido
en los grandes bulevares
sin haber mirado
en una alcantarilla
sin haber puesto el sexo
en rincones extraños
no quisiera acabar
sin conocer la lepra
o las siete enfermedades
que se atrapan allí
el bueno como el malo
no me darían pena
si yo supiera
que lo iba a estrenar
y está también
todo lo que conozco
todo lo que aprecio
que sé que me gusta
el fondo verde del mar
donde danzan las brizas de algas
en la arena ondulada
la hierba tostada de junio
la tierra que se agrieta
el olor de las coníferas
y los besos de la
que si tal que si cual
la bella que está ahí
mi osezno, Úrsula
no quisiera morir
antes de haber gastado
su boca con mi boca
su cuerpo con mis manos
el resto con mis ojos
ya no digo más es mejor
no ser irreverente
no quisiera morir
sin que hayan inventado
las rosas eternas
la jornada de dos horas
el mar en la montaña
la montaña en el mar
el fin del dolor
los diarios en color
la alegría de los niños
y tantas cosas más
que duermen en los cráneos
de geniales ingenieros
de jardineros joviales
de inquietos socialistas
de urbanos urbanistas
y de pensativos pensadores
tantas cosas que ver
que ver y que oír
tanto tiempo esperando
buscando en la oscuridad
Y ya veo el final
que bulle y que se acerca
con su cara horrorosa
y que me abre sus brazos
de rana patituerta
No quisiera morir
no señor no señora
antes de haber palpado
el sabor que me atormenta
el sabor que es más fuerte
no quisiera morir
antes de haber probado
el sabor de la muerte…
El Último Vals
Último diario
último croisant
mañana trivial
los transeuntes
y el final del problema
último sol
último naipe
último café
última perra
adiós, me voy de vosotros
último hotel
último amor
último beso
último día
adiós a las cosas que amo
último remordimiento
última melancolía
último adornamiento
última noche
me voy sin hasta pronto
último vals y no hay continuación
ya no hay ninguna pena en mi corazón
último vals de olor a madreselva
y las orillas del Sena
último adiós
un poco para ti
última esperanza
último todo
dormir, la noche está en calma
última acera
última colilla
última mirada
último salto
nada más que un gran círculo en el agua...
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