Cuando estás charlando con amigos, una conversación que a veces surge es la diferencia de carácter entre gente de diferentes zonas, primero se les pone etiquetas y luego se intentan justificar éstas por el clima, sus ancestros, su historia, pero pocas veces al hablar de este tema alguien pone, como una de las razones principales que han moldeado el caracter de unos individuos de un lugar, a la arquitectura.
En Sevilla, una conversación de este tipo estaría incompleta si no se considera, como razón importante de la formación del carácter de los sevillanos, a los patios de vecinos, también conocidos como corrales de vecinos. Ha sido una construcción que ha pervivido varios siglos en la ciudad, y que sin duda ha marcado una forma de relacionarse, de entender la convivencia y la vida. Hoy en día podríamos hablar de una desaparición casi absoluta de los corrales, los poquitos que quedan restaurados están cerrados a los viandantes, de alguna forma, dejaron de pertenecer a los sevillanos.
El antepasado del patio de vecinos se encuentra en el urbanismo árabe, en los adarves, también Torres Balbás señala una similitud con los corrales que existían en la juderías, que los documentos mozarabes denominaban qurralat (qurral en singular). Los corrales tal como lo entendemos hoy, aparecieron en el siglo XVI a raiz del descubrimiento de América, que ocasionó un aumento de población, y para albergarla empezaron a construir corrales que seguían el viejo modelo árabe del mencionado adarve.
El Marqués de San José en un artículo de 1947, establece tres tipos de corrales, el de origen conventual, las antiguas casas señoriales y los edificios que fueron edificados como corrales. Morales Padrón, en su excelente libro Los Corrales de Vecinos de Sevilla, y del que he tomado los datos de esta entrada, considera que el corral puro está representado por el último tipo, y que los otros dos serían otras construcciones conocidas como casa de vecindad o casa de partido.
A pesar de lo importante que han sido a nivel social, cultural y antropológico han sido poco estudiados, rebuscando por internet apenas pude ver que se hicieron un par de tesis, algún artículo, y gracias a la proliferación de los blogs, también entradas de personas con una edad, que tuvieron la suerte de nacer en uno de ellos y que escriben con una melancolía que pareciese que esta construcción se tratase de la casa de su familia sanguínea. El tema de la melancolía con la que hablan las personas mayores es digno de mencionar, pues supera a aquella que se daría por el hecho de recordar cosas de cuando eran jóvenes.
Especificando más, ¿qué es un corral de vecinos? un corral es un gran patio rodeado de habitaciones, con normalmente aseos y pilas, para lavar la ropa, comunes. Había patios muy grandes que albergaban a mucha gente, y según la época, los habitantes vivírían en mejores o peores condiciones. La vida se hacía en común, todos los vecinos participaban en bautizos, bodas y sepelios; cuando una persona mayor se quedaba sola, todos colaboraban para llevarle comida y ayudarle en lo que surgiese. La vida en el patio era solidaria, la gente no estaba sola. Mientras ahora no conoces al vecino del cuarto, en aquella época te enterabas que fulanito le hablaba - empezaba a salir - a menganita, o si a Pepita le faltaba para terminar el mes le llevabas lo que pudieses. Si al Manolo no le podía venir un día su hija pá hacerle un mandao - un recado -, un vecino se ofrecía como algo natural.
Aun nos viven personas que vivieron de esta forma, y nos pasan, de alguna forma, un poco de la herencia de aquellos años. Por mi parte, mi familia era de un corral de Pagés del Corro, en triana, y en las historias que me contaron tengo parte del legado que me dejan. A veces me he sentido como un Sefardita echando de menos a Sefarad. Echo de menos a un corral de triana donde nunca viví, que sólo conozco por lo que me dijeron en mi familia.
Hay tanto que contar de esa época y de esa forma de vivir, de personajes como la casera - mi bisabuela Amparo lo era - los diteros, los zapateros remendones,..., fiestas, reuniones, costumbres,..., en el libro que menciono anteriormente de Morales Padrón se puede leer sobre ésto referente al siglo XIX, por un resumen de las crónicas de Luís Montoto, y por la excelente labor que hicieron él y algunos estudiantes de Filosofía y Letras y Arquitectura que le acompañaron, haciendo consideraciones arquitectónicas y sociales tras estudiar ochenta y un corrales, y entrevistar a sus inquilinos. Me reservo para otra entrada seguir con este apasionante tema de los patios, que para ser la primera entrada del blog ya es suficiente.
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